¡Hola! Estoy muy ilusionada de poder inaugurar este blog en el que hablaremos sobre diseño, branding, ilustración y lifestyle. Me encantaría que me acompañaras en mis publicaciones, y así poder compartir contigo mis conocimientos y experiencias como diseñadora gráfica e ilustradora, las cuales espero que te sirvan de ayuda e inspiración. Conocerte y recibir tu feedback será una experiencia fantástica que me ayudará a ir adaptando el contenido para que puedas exprimirlo al máximo.

Para mi primera entrada de blog, te traigo mi visión sobre el diseño emocional. La herramienta con la que trabajo diariamente para desarrollar mis creaciones tanto de branding como de cualquier proyecto. Y es que ya varias personas me habéis preguntado: Carmen ¿Qué es el diseño emocional? ¿Por qué tu estudio se define como diseño emocional?

Y ahora empezaré con un poco de teoría, ¡pero prometo no aburrirte!

Donald Norman, profesor emérito en ciencia cognitiva en la Universidad de California, San Diego, y autor del bestseller en psicología del diseño Emocional Design; what we love (or hate) everyday things, afirma que el proceso por el que amamos u odiamos un objeto cotidiano se ajusta a tres funciones cognitivas:

  1. Visceral: Es el primer nivel, el instinto. Se trata de la primera relación que tenemos con el producto, la primera impresión. Así pues, en este nivel la estética es fundamental, ya que es lo primero que percibimos. Para darle una oportunidad al objeto o marca tiene que atraernos y lanzarnos un mensaje que conecte con nosotros. Sería algo así como “amor a primera vista”.

2. Cognitiva. El segundo nivel corresponde con la función cognitiva relacionada con la funcionalidad del producto, la comodidad al usarlo y la sensación de control.

3. Reflexiva. El tercer nivel se corresponde con la reflexión de la persona al analizar la experiencia con el uso del producto, se trata de una reflexión global desde que adquiere el producto hasta que le da usabilidad.

Teniendo en cuenta los tres niveles de valoración por los que va a pasar un producto, si buscas crear una auténtica experiencia memorable con tu marca o producto, debes de tener una amplia visión que abarque y tenga en cuenta todos y cada uno de los momentos de interacción que va a tener el cliente, para poder analizarlos y encontrar las soluciones que ayuden a crear un recuerdo y experiencia que invite a repetir.

En una tienda física, el diseño emocional contemplaría desde que el cliente pone un pie en el comercio hasta que llega a casa con su producto. Te diría que va incluso más allá con la posibilidad de ofrecerle un servicio posventa de apoyo.

La música, el aroma, la iluminación y decoración del local, cómo están expuestos los productos, la atención del personal… son parte de los elementos que, si se han diseñado conscientemente adaptándolos al cliente ideal que nos va a visitar, van a ayudar a producir respuestas emocionales positivas en él.

Si cuidamos esto:

  1. Experiencia física en el comercio
  2. Producto o servicio de calidad
  3. Servicio posventa o de apoyo

= ¡CLIENTE FELIZ!

En el caso de un e-commerce o un infoproducto, sucede lo mismo, pero en este caso empieza con una experiencia online. Para empezar con buen pie es de máxima importancia la imagen que presentas a través de tu web o canal de ventas, ¡piensa que no te conocen! Así que debemos de generar confianza y profesionalidad para que nos compren. Además, para ayudar a que la experiencia sea lo más placentera posible es esencial ponerle las cosas fáciles a las personas, pensar en el flujo del usuario con una web intuitiva, bien estructurada, con la información clara y, si vendemos producto, unas buenas fotografías en las que se aprecie bien las características del mismo, ¡para que luego no haya sorpresas cuando lo reciba en casa! O sí, que haya sorpresas pero que sean para que se quede boquiabierto 🙂 Recibir el producto con un packaging cuidado que dé gusto ver y en el plazo indicado ayudará a generar en nuestro cliente una experiencia que valorará muy positivamente.

El diseño emocional en resumen, es el diseño que tiene en cuenta la experiencia que genera un producto o servicio en las personas.

Ahora quiero enfocarme en el primer nivel del diseño emocional, el instintivo, el relacionado con la belleza y la primera impresión, ya que es la parte que más trabajo para Avva y para otras marcas y emprendedoras. Cuando creo un producto, un branding o un packaging con las gafas de diseñadora emocional tengo que pivotar el foco, ya que no se encuentra en el producto en sí, sinó que se sitúa en el usuario. Diseño empatizando y conociendo al consumidor, para encontrar las fórmulas con las que lanzar el mensaje con el que queremos conectar y que despierten en él una serie de emociones.

La funcionalidad es esencial en todo pero si nos olvidamos de la belleza, de la estética, de la parte emocional, nos quedan elementos sin alma y sin sentido. Está demostrado que rodearnos de cosas bonitas que nos atraen visualmente, incide directamente en nuestro estado de ánimo y en nuestras emociones.

A través del diseño emocional pretendo crear productos para hacer más placentera la vida de las personas. Diseños que además de ser atractivos y desempeñar una determinada función, cuenten historias que lleguen al corazón de las personas. Un branding que refleje el alma de la marca y le ayude a conectar con su esencia y su público, un packaging que cuente una historia con valores, una experiencia de marca memorable que impacte entre tus clientes y haga elevar tu marca, una ilustración que eleve tu energía cada vez que la mires… Diseñar para hacerte sentir, porque sentir es vivir.

Y ahora te toca a ti. Cuéntame, ¿hay algún objeto al que le tengas un especial apego? ¿Recuerdas alguna compra o visita a tienda dónde te hayas sentido envuelta en una auténtica experiencia?